El edificio para el MNM de Bogota se plantea como un recorrido ascendente, secuencial y emotivo, entre el suelo y el cielo urbano. Este comienza y termina con 24 picos, en espejo vertical que tocan levemente ese suelo y ese cielo como principio y fin, y viceversa, pues son estos los lugares que nos unen como colombianos. Estos picos, que en su multiplicidad, representan las diferentes posiciones político-filosóficas de los actores del conflicto colombiano, se deshacen en el suelo y en el cielo, geografías que al fin y al cabo son de todos.
Suspendidas entre los picos del suelo y los picos del cielo están las salas de la memoria, solicitud del programa.
El edificio es entonces una pieza urbana que toca levemente los dos extremos fundamentales del espacio urbano, suelo y cielo y en el medio alberga las salas de exposición.
El recorrido ascendente, desde el plano de la ciudad hasta la relación directa con los cerros y el cielo, transporta al espectador a través del conjunto de salas el “jardín de la nostalgia”, en la cubierta, más allá del “lugar de duelo”, para desde allí alcanzar el horizonte. La nostalgia en su origen griego significa “dolor por una antigua herida” una herida que hay que sanar, sanar con la luz.
Las sesi salas de exposiciones, de proporciones cubicas coronadas con cuatro lucernarios verticales en forma de pico, se agrupan de dos en dos y en tres niveles, produciendo una relación concatenada en diagonales entre ellas.
Ficha técnica
Área Proyectada: 14800 M2
Diseño Arquitectónico: Felipe González-Pacheco, Maria Hurtado de Mendoza (Entresitio), Cesar Jimenez de Tejada (Entresitio)
Equipo de trabajo: Alvar Ruiz, María Urigoitia, Belén González, Eduardo Blanes, Adriana Pablos, Maria Andrea Diaz Usme, Uriel Rivera.